Acecho en la oscuridad

Acecho en la oscuridad

En una tranquila ciudad, un día común se transformó en una pesadilla cuando comenzaron a producirse asesinatos extraños. Las víctimas eran encontradas con expresiones de terror absoluto en sus rostros, pero sin ningún signo de violencia física. La causa de sus muertes era un enigma, como si hubiesen sido arrancadas del mundo de los vivos por el puro miedo.

La policía estaba desconcertada. Los detectives comenzaron una investigación exhaustiva, revisando cada rincón de la ciudad en busca de pistas. Pronto, todos los indicios los llevaron a un lugar impensable: las alcantarillas. Las profundidades oscuras y laberínticas se convirtieron en el nuevo campo de batalla contra el mal.

Durante días y noches, los detectives recorrieron los túneles, siguiendo los rastros de su esquivo enemigo. El sospechoso, sin embargo, parecía tener un conocimiento sobrenatural de las alcantarillas, logrando evadirlos en múltiples ocasiones. Cada intento fallido aumentaba la tensión y el terror entre los investigadores, quienes comenzaban a sentirse observados en todo momento.

Finalmente, un día, la búsqueda incansable dio frutos. Los detectives descubrieron una guarida oculta en lo más profundo de las alcantarillas. Allí encontraron al responsable de los horribles asesinatos: un monje oscuro, envuelto en túnicas desgastadas, que practicaba hechicería antigua. Utilizaba conjuros para absorber las almas de sus víctimas, alimentándose de su terror.

El enfrentamiento con el monje fue breve pero intenso. Al verse descubierto, el monje lanzó un último hechizo y desapareció en un destello de oscuridad. Aunque su guarida fue destruida, los detectives sabían que el peligro no había terminado. La sombra del monje seguía acechando la ciudad, y el miedo persistía en cada rincón.

La ciudad nunca volvió a ser la misma. Los asesinatos cesaron, pero la presencia del mal seguía latente. La leyenda del monje y sus conjuros oscuros se convirtió en una historia de terror contada en susurros, una advertencia de que el verdadero horror puede esconderse en las sombras más profundas.